Sufrir...


El otro dia fui con Oksana y Dalila a un albergue de ancianos en Baku, atendido por unas hermanas de la Caridad. Desde mi llegada a Azerbaijan habia estado buscando algun tipo de voluntariado. El abanico de opciones era amplio, tal como me entere al asistir a una actividad del International Women's Club. Podia trabajar en un centro de refugiados, en orfanatos de ninos con discapacidades, en orfanatos de ninos inmigrantes, con mujeres artesanas; podia trabajar recaudando fondos, recolectando ropa, vendiendo boletos... Habia brochures y panfletos por doquier, cual feria de reclutamiento de voluntarias. La cantidad y variedad de oportunidades era tanta que sali sobrecogida y replanteandome la pregunta de mi verdadero motivo para hacer voluntariado. No tenia idea, conclui. Simplemente era algo que podia ser "bueno" sin mas, pero no me apetecia hacerlo como si fuera un requisito o como si estuviese de compras en el supermercado buscando un producto que me complaciera. Me prometi pensarlo mejor y me dedique a seguir en lo que estaba, es decir, tomando cafe con las amigas por las mananas y chateando en internet por las tardes. Uno de esos dias, precisamente con una taza de cafe en la mano, Dalila me hablo del albergue de ancianos donde ella colabora. "Es un sitio alegre", me dijo y sin averiguar mas le dije que queria ir.

Fuimos el Martes pasado. El lugar en si no tiene nada de particular. Es una casa de dos pisos en las afueras de Baku, con un jardin de flores amarillas y rojas en la entrada, y un huerto. Un ancianito en silla de ruedas nos dio la bienvenida con los ojos desde la galeria y hasta intento una sonrisita. Oksana y Dalila llevaban fundas con comida en ambas manos; yo, mi iPod y una camara.

Al oir nuestros pasos en la entrada, la hermana Marina, la encargada, salio corriendo a nuestro encuentro. Sonriente y pequena nos ayudo con las bolsas plasticas (yo agarre una funda que mas o menos explicara mi presencia alli). Nos llevo a la cocina y nos presento a la hermana Etienne que hacia su entrada triunfal. "La hermana Etienne", comenzo a decirnos la hermana Marina, "acaba de llegar a Baku..."

Etienne* es una monjita parlanchina y vivaracha, pero sobre todo parlanchina. Es alemana, pero tal como ella no tardo en decirnos , "En este mundo el alma cambia tantas veces de morada excepto la ultima, la que es de verdad, que es mejor acostumbrarse a no ser de ninguna parte..." y mira para arriba sonriendo. Yo miro hacia arriba tambien y veo el techo blanquisimo. Entre risotadas la hermana nos cuenta lo mucho que le gusta estar en Azerbaijan, lo feliz que esta con los cambios y det tener que aprender todo desde cero.

No nos pregunta quienes somos. No sabe que Dalila se convirtio al catolicismo recientemente, justamente viviendo en Azerbaijan, un pais musulman. No sabe que Oksana esta ahi basicamente porque es super buena gente y le encanta ayudar en lo que sea, y no sabe que yo, Rosa Avelina, no tengo ni idea de por que estoy ahi. De todas formas, poco importa, la hermana quiere hablar y esta feliz de tener una audiencia fresca.

Nos dice alborotada que ama Rusia y la ex-Union Sovietica y nos suelta par de frases en un ruso elegante y fluido. Yo, de una pieza, estoy absolutamente impresionada. Ultimamente, despues de cuatro meses echando un pulso con ese idioma (y a punto de rendirme), pongo en un pedestal a cualquiera cuyo idioma nativo no sea ruso y lo hable sin tener que fruncir el entrecejo para parir una palabra. La hermana Etienne nos sigue diciendo que adora vivir en el Este, que por estos lares la gente todavia reconoce que se necesitan los unos a los otros. Basicamente, en buen dominicano, conclui que a la hermana "le quilla" trabajar en paises donde no hace falta comida. "La gente entonces olvida, como si fuera posible, que hay que alimentar al corazon tambien. Por ejemplo en Finlandia donde estaba antes...", nos cuenta antes de que podamos reaccionar, "...es muy dificil dar alimento al corazon de la gente. Las personas se protegen de los demas, sobre todo, si son extranos. Alli vi ancianitos muriendose de soledad en sus casas comodas y acondicionadas y aun asi, solos y sin haber hablado por dias, tienen miedo de abrir la puerta a unas monjitas casi tan viejesitas como ellos...La gente teme que se les vaya a hablar de religion...", nos dice con una carcajada sonora, "... como no tienen necesidades materiales se olvidan que decir buenos dias, sonreir o simplemente estar frente a la presencia de alguien es mas que religion! Han olvidado hasta como conversar!", nos dice sin que hayamos podido decir ni jota. "Hay excepciones por supuesto..." y acto seguido nos hace la historia de una senora muy ancianita, tambien en Finlandia, que vivia sola en su apartamento. La senora se sentaba todos los dias en la tarde en el peldano de la escalera, en los frios pasillos, solo a esperar que pasara alguien, y ver a sus vecinos entrar y poder decirle a alguien buenas tardes. "Es la enfermedad de occidente, la soledad! Por eso me gustan los paises pobres!" dice agitando las manos en el aire, "...donde todavia es normal el hecho de necesitar a un vecino! Imaginate que en occidente la gente hasta se ha olvidado de sufrir! No se acuerdan ya, se protegen todo el tiempo de sufrir! Como si sufrir no fuera TAN bueno..! Hizo una pausa, suspirando.

Hizo una pausa..?

Rauda y veloz aprovecho para preguntarle si me puede explicar eso ultimo de que sufrir es tan bueno un poquito mas. Su risa retumbo en el albergue completo. "Muy facil", me dice. "Intentalo tu misma. La proxima vez que estes triste y tengas ganas de llorar por algo ofrece tus lagrimas a cambio de la gracia, bienestar o progreso de otra persona! Ofrece tus lagrimas por la felicidad de alguien. Si de todas formas vas a llorar, que tu sufrimiento sea una especie de ofrenda, un intercambio para que se realicen los deseos de alguien que quieras, lejano o cercano, no importa..."

Algun chispaso neuronal recondito me hizo pensar que karmicamente eso podria tener sentido. Segui escuchando.

"Solo cuando hayas escogido al receptor de tu regalo, solo entonces puedes comenzar a llorar con muchas ganas, con todas tus fuerzas, lo mas que puedas, y vas a ver que satisfaccion vas a sentir..!" guino un ojo, como si acabara de confesarme uno de sus pecadillos secretos. "En el mundo se sufre por falta de amor y en ofrecer algo con amor hay amor, no es cierto? Hay que aceptar el sufrimiento como una oportunidad de regalar amor, de dejarlo ir con una bendicion para alguien!!! Por cierto...", me dijo con cara de quien acaba de tener una idea cuya ejecucion no puede postergarse, "tengo algo que darte".

Regreso con una cajita de carton con estampitas con la imagen de la Madre Teresa. Escogi una parecida a la foto de la Madre Teresa que tiene mi mama en su habitacion. "Tiene un mensaje al dorso". Tambien me dio una postal con la famosa oracion de San Francisco de Asis y me dijo que practicarla era un poco mas dificil que lo de sufrir, pero que podia intentar leer una linea por dia y pensar sobre ella. La hermana nos iba sacando de la cocina poco a poco, mientras decia eso, como si ya hubiesemos cumplido nuestra mision de servicio ese dia.

Al despedirnos, nos confeso que no hablaba azeri aun. "Y aunque tengo muchas ganas de hablar azeri reconozco que lo bueno de llegar a un sitio donde no hablas el idioma es que necesitas ayuda de los demas... es obligatorio! Parece que vienes a ayudar y a servir y resulta que los otros terminan ayudandote y sirviendote a ti!

Parecia tambien que que mi voluntariado me habia encontrado a mi, y no al reves.

Ya en casa, mientras editaba las fotos que tome ese dia, decidi que en lo que llegara un sufrimiento que valiera la pena ofrendar iba a comenzar tomando mi frustracion de no poder hablar ruso, precisamente, como una leccion de humildad y de atreverme a equivocarme.

La laminita decia al dorso:

"I will, I want.
With God's blessing I'll be holy".

No entiendo este mensaje del todo pero cuando regrese al albergue le pedire a la hermana Etienne que me lo explique. Algo me dice que estara encantada.

* En la foto, la hermana Etienne es la que esta sacando la cabesita en el fondo.

5 comentarios:



Carola said...

Bellisimo. Hoy justamente pensé esto "mi sufrimiento está adelante de mí" pensando en que las personas que más quiero todavía no se han ido, trataré de recordar esto cuando me toque sufrir por cualquier motivo.

Glenda Corcino said...

Me encanta leer tus escritos. En esto del sufrimiento y el ofrecerlo por otros, me sobrecoje pensar que es básicamente una expresión de amor cristiano especialmente católico. Yo me declaro católica recién encontrada, entiendo que se puede sufrir por las más insignificantes nimiedades o al extremo por dolores irracionales y razones no encontradas. Cualquiera que fuese la razón, el dolor puede llevarnos al amor, con mayúscula Amor... sufrir nos hace ver hacia dentro de nosotros mismos y de los demás, a tomar encuenta sentimientos y reacciones; a ver colores que antes ignorabamos o simplemente no notábamos. El Amor siempre con mayúscula, ES! y como ES, nos llena el ser, única parte que aun cuando tratemos de llenar de lo que sea nunca conseguimos ocupar nosotros mismos. Necesitamos a Dios para eso, y en el dolor y el sufrimiento nos hacemos conciente de esto. NOs entregamos a El, terminamos abrazados de EL AMOR. Rosa, tienes un hermoso don en tus dedos, sigue ecribiendo. Un abrazo

Rosalina said...

Carolina y Glenda, muchas gracias por leer y comentar. Glenda, tu mensaje esta precioso.

Ál said...

jejeje.. me reconozco cuando dices que no tienes claro por qué lo del voluntariado y más que lo hagas tan lejos... me pasó igual en Kalighat (Calcuta), también regida por las Hermanas de la Caridad... otro día te cuento.

salome said...

Ay yo quiero conocer a la Hermanita Etienne, me parece que ella y yo hariamos buena liga, eso si, nos matariamos a la primera a ver quien habla mas.

Buen articulo, espero seguir leyendo mas!

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